Por: Víctor Bedoya Martínez
Sociólogo
Se emerge como una villa esplendorosa en el majestuoso valle del río san Jorge, en pleno corazón de la canícula caribe se encuentra ubicada sobre la gran serpiente negra llamada troncal de occidente, abriendo las puertas del Departamento de Córdoba. Es un grato caserío de gente pacífica y acogedora, de grandes soñadores que han soportado el olvido y se han resistido a la ignominia.
Alegre, bañada por un clima picante, como el verbo de sus habitantes, y sacudida por la violencia histórica de este país; ahí está La Apartada de Córdoba, Un municipio joven y encantador, Una tierra bendita que recibe como propios a quienes la visitan, una pequeña mole de cemento que abraza con fraternidad a quien decide quedarse a vivir sus calles y respirar sus aromas fantásticos.
La ubicación geográfica, privilegiada y silenciosa, es una gran fortaleza que llama a gritos que se explote su riqueza. A diario vemos pasar el comercio a gran escala por nuestro suelo, el corazón de esta tierra es atravesado por tubos que sirven para el manejo de hidrocarburos, el río san Jorge fertilizó de una manera extraordinaria nuestro suelo, haciendo que brote de sus entrañas el pan para nuestra mesa. Su gente es portentosamente tenaz y luchadora, trabaja de sol a sol, resiste, lucha, persiste y nunca deja de soñar. El talento se pasea por todos los rincones, talento de todas las áreas: artísticos, creativos, emprendedores, estudiosos, empíricos, artesanos, técnicos, profesionales, no hay duda de que tenemos de todo para brillar con luz propia.
Nos tardaría mucho tiempo contar todo cuanto tenemos, lo dicho hasta acá es solo una somera reflexión tal vez apresurada y romántica, pero, en definitiva, es una apreciación ajustada a la realidad. Pese a estas formidables características, el olvido y la desidia ha logrado corroer nuestro futuro. El yugo del poder mal ejercido, egoísta y mercantil nos ha dejado una mancha de difícil lavado. Sin embargo, es más lo positivo, somos más los que amamos con profundo respeto este territorio en el cual, estoy seguro, muchos queremos vivir con el ánimo de permanecer. Así mismo, estoy seguro de que es posible hacerlo, es posible quedarnos a explorar esta tierra llena de oportunidades, a organizar la casa, a sembrar un futuro próspero y digno para nuestra descendencia, sin dependencias lesivas para la sociedad, confiados en que el orgullo apartadense predomine, que el valor que nos otorga el ser apartadenses, sea la fuerza que nos anime a no desfallecer, y que nos aliente a trabajar sin descanso por ver un municipio mejor.