Este 16 de octubre, se cumplIó un año del lamentable asesinato del periodista Rafael Moreno Garavito, en el municipio de Montelíbano, Córdoba. Un crimen que, para la sorpresa de todos, permanece en total impunidad. Y lamentablemente, la triste realidad es que este caso parece destinado a permanecer en la oscuridad durante quién sabe cuántos años más, siguiendo el patrón de otros asesinatos de periodistas en el país.
Es inevitable cuestionar si el asesinato de Rafael importa de verdad a la justicia colombiana, dado que no se han visto avances significativos en la investigación. La justicia no parece estar interesada en que se sepa la verdad, como si alguien la manejara con un control remoto que pausa los trabajos investigativos sobre este caso. También es difícil no preguntarse si es cierto lo de la especulada » alianza» de la que se escucha en los corrillos de Montelíbano y la subregión, que hay entre políticos y grupos armados ilegales que presuntamente cometieron el crimen y que está frenando la investigación para que no se identifique a los autores intelectuales y materiales del crimen del director de Voces de Córdoba.
Es decepcionante que, cumplido un año de la muerte de Rafael, no hayan resultados contundentes. Contamos con una Fiscalía que se ha ganado la reputación de ser lenta y, en ocasiones, parece permisiva con el delito.
Hay mucha gente que trabaja arduamente para que el asesinato de Rafael Moreno no quede en la impunidad. El trabajo investigativo que ha realizado Cuestión Pública y Forbidden Stories, en el Proyecto Rafael 2, donde se ha dado vida a las denuncias e investigaciones del Rafael Moreno. Las investigaciones de los periodistas del proyecto que han sido publicadas en 28 medios de diferentes países, comienza a mostrar cosas que no se sabían, como es un posible contubernio entre personajes de la política regional y grupos armados,lo que posiblemente puede servir para que la fiscalía pueda dar pasos importantes para los resultados que la sociedad espera sobre el asesinato del periodista Moreno Garavito.
La pregunta que se hacen amigos y familiares de Rafael Moreno es: ¿cuántos años más tendremos que esperar para conocer quiénes ordenaron el asesinato de Rafael y por qué?.
La justicia no debe ser un concepto elusivo; debe ser un derecho fundamental para todos los ciudadanos. La impunidad en casos como este no solo perpetúa el dolor de los seres queridos del periodista, sino que también erosiona la confianza en nuestras instituciones y socava la libertad de prensa.
Es hora de que la Fiscalía General de la Nación asuma la responsabilidad de llevar a los culpables ante la justicia y deje en claro que la vida de un periodista es valiosa y que su trabajo de investigar, informar y dar voz a la verdad merece ser protegido y respetado. La memoria de Rafael Moreno Garavito y la de todos los periodistas asesinados merece justicia, y esa justicia debe llegar sin demora.